Camila (nombre reservado) no requirió pronunciar una sola palabra para requerir ayuda. Su astucia la salvó del mal. La actitud y los gestos de la joven indicaron que algo malo le pasaba; siendo así que, tres personas que la vieron caminar junto a un hombre la auxiliaron.
Eran las 06:40 del pasado lunes cuando la colegiala de 17 años, salió de su vivienda situado al sur de Guayaquil. Había recorrido poco más de una cuadra cuando fue interceptada por un sujeto. El hombre la abraza y camina con ella. A lo largo del trayecto la atemorizaba y le reiteraba que si gritaba o hacía algún movimiento le disparaba, manifestó la madre de la víctima.
Además, comentó que su hija salió de su casa en dirección al colegio, donde cursa el tercer año de bachillerato y que para llegar a la institución debe movilizarse en tricimoto.
“Antes tenía expreso, pero desde hace cuatro meses se va sola. Había salido a dejar a mis hijos más pequeños y cuando regresé la encontré en la puerta de la casa temblando, sin poder hablar, en estado de shock, estaba acompañada de otras personas. Ellos fueron quienes la ayudaron”, contó la señora.
Desde que sucedió el acontecimiento, Camila – la cuarta de sus seis hijos, no ha querido ni asomarse a la ventana y ni ir a clases porque teme que el hombre que trató llevársela aún ronde la zona.
“Mi hija es una joven tranquila. Por ahora no asistirá a clases hasta que se recupere. Está mal, no ha dejado de temblar. No hemos puesto la denuncia, porque son trámites engorrosos y pienso que de nada va a servir”, declaró la progenitora.
¿Cómo se percataron?
Gloria, cónyuge del hombre que ayudó a la alumna, narró que su esposa, hija y nuera bajaban del auto después de dejar a los pequeños en la escuela, cuando vieron a la adolescente y al hombre pasar cerca a ellos.
“La menor pasó pellizcando a mi nuera. Ella imaginó que lo había hecho por molestar. Fue mi hija la que vio los gestos que la chica hacía con la mano. Abría y cerraba los dedos. Ella dijo ‘algo le pasa a esa chica’. Mi esposo salió detrás de ellos y les gritó ‘oye’. La muchacha se soltó y se abalanzó a sus brazos. Le dijo ‘papá’ y esto espantó al secuestrador”, explicó.
No obstante, por la acción valerosa de sus parientes, la mujer quien es oriunda de Azuay, teme que el sujeto que intentaba secruestrar a la estudiante tome venganza.
“Nunca se sabe qué pueda pasar. Nos dicen que no es el primer caso que ocurre en este sector. Pedimos más patrullajes”, dijo la mujer.
Redacción: Paula Pérez Pereira