Levy acaba de llegar de Ecuador. Tras dejar el Mossad, se convirtió en un asesor internacional y sus contactos lo trajeron a Buenos Aires. Pero la guerra contra el terrorismo y el narcotráfico no lo abandona. En Quito debió dejar una investigación cuando la vida de los miembros de su equipo comenzó a estar en peligro. “Decidí no continuar porque se había llegado a personas muy altas, era muy peligroso para mí y para mi equipo y los estaba poniendo en riesgo”, puntualiza en una charla con LA NACION.