En menos de tres meses, la vida laboral de Joaquín (nombre protegido) cambió por completo en Guayaquil. Fue en julio de este año cuando recibió una notificación por visto bueno debido a faltas injustificadas.
Recuerda que esa figura legal su jefa se la explicó en 5 minutos y que además tenía 48 horas para firmar o declararse en rebeldía. “No firmé. Usaron términos legales fuertes, como tratando de presionar”, dice Joaquín, quien trabajó en el área de telecomunicaciones.
El colaborador fue notificado de ese visto bueno y llevó a su abogado, quien le recomendó elaborar un escrito con los antecedentes y pruebas a su favor. “Lo que estaban indicando era una mentira y una excusa falsa para desvincularme de la empresa sin derecho a la liquidación respectiva”, explica.