Ni bien fue oficial el triunfo de Guillermo Lasso en las elecciones presidenciales del 2021 la reacción fue positiva: el riesgo país del Ecuador -que aún lidiaba con los estragos de la pandemia del coronavirus- tuvo una caída pronunciada aquel 12 de abril, pues pasó de 1.169 a 824 puntos, y de pronto se notaba un optimismo empresarial con anuncios de nuevas inversiones y llegada de marcas internacionales al país. A eso se lo llamó el ‘efecto Lasso’.
Dos años y medio después es otro el panorama. A ese tiempo quedó reducido su mandato tras aplicar la muerte cruzada, en medio de un juicio político en la Asamblea Nacional que buscaba sacarlo del poder. ¿Qué pasó para que ese primer impulso que tuvo la economía se haya diluido?
El efecto Lasso implicaba un cambio en el desarrollo de las políticas públicas, una estrategia de reducción del gasto, disminución de la burocracia, de la tramitología. “Esos mensajes daban una gran tranquilidad a la comunidad internacional, se veía una gran confianza de los ecuatorianos en la gestión que iba a realizar el presidente. Sin embargo, con el tiempo ese tipo de situaciones fueron cambiando, por un lado las pugnas con la Asamblea Nacional que volvían ingobernable el Estado, el hecho de que el presidente Lasso haya ejecutado una reforma tributaria que fue tan dura especialmente para la clase media fueron mensajes de debilitaron esa confianza”.